Hace unos años en El Salvador se decidió hacer unas cartillas o mini libros para enseñar a los niños "valores", muy buena la iniciativa, miles de dolares invertidos, al final las cartillas terminaron adornando las bibliotecas de las escuelas... la clase de valores era optativa... así las cosas es preferible avanzar en matemáticas o reforzar Ciencias... cuando se debía reportar cuantas horas se dieron de valores bueno se escribe cuatro horas mensuales... a gusto del docente... ¿es esto valores?... recordé esta situación hoy cuando leía a Angel Fidalgo en su blog.... y me dije a compartir que esto es precisamente la critica que le hago a esos colegas que gritan !!enseñemos VALORES!!
Les voy a contar una anécdota que le ha pasado a mi amigo Ramón. Ramón es un joven que, como muchos otros en España, se quedó en paro y volvió a retomar sus estudios. No fue un “buen estudiante”, es una de esas personas que está en el 30% de tasa de abandono de estudios de secundaria.
En esta segunda vuelta a la formación académica, Ramón es lo que podríamos llamar un estudiante modelo; aprueba todo con buenas notas, trabaja todos los días, participa en todas las actividades y, además, está disfrutando del proceso de aprendizaje.
Al principio me resultaba extraño oir entre risas decir a Ramón: .. no puedo quedar, tengo que hacer deberes…
Hace unos días comí con él y le pregunté cómo había ido el curso; me comentó: bien, que casi le dan una mención de honor. He sacado sólo unas décimas menos que al que se la dieron, me comentó, pero bueno a mí me da igual; la verdad es que el otro es bastante bueno. Pero me dijeron mis compañeros que me la tenían que haber dado a mí.
El comentario que le hicieron sus compañeros fue que se merecía la mención de honor porque él había ayudado con los trabajos a los compañeros, había resuelto dudas y siempre estaba abierto a los demás; mientras que la otra persona no hizo nada de eso.
A buen seguro, en el instituto de Ramón predican la formación en valores (como todo el profesorado); pero a la primera oportunidad que tenemos de ponerla en práctica no lo hacemos.
Lo que pensarán los compañeros de Ramón, el propio Ramón y la persona que recibió la mención de honor, es que eso de la formación en valores no es más que algo que queda bonito decirlo, pero lo de aplicarlo… es otra historia.
Fuente: Innovación Educativa de Ángel Fidalgo
Alba Jiménez
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