Ser maestra en un país sin esperanzas

Saludos a todas y todos los colegas.


Mucho se dice que las maestras y maestros debemos promover desde nuestras catedras animo y ganas de estudiar a los miles de estudiantes que atendemos en El Salvador, pero hasta donde llega la función del docente y el esfuerzo si descubrimos un grupo de jovenes que carecen de animos, que miran en su futuro la posibilidad de migrar de alejarse del pais que los vio nacer y quieren irse lo más pronto posible.
Paulo Freire escribió hace algunos años "El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación".

Nuestros programas educativos (los nuevos) han sido dictados de manera que propicien que el alumno y alumna aprenda a hacer y encuentre la funcionalidad en lo que aprende, discrepo con las autoridades ministeriales cuando ellos y solo ellos deciden lo que es funcional para el estudiante.
El aprender a pensar, aprender a vivir y aprender a hacer es función exclusiva del estudiante, yo maestra no puedo decir que pensar a mis estudiantes... peor aun cuando el común denominador en una sociedad convulsionada es escuchar en las aulas de clases a maestras y maestros haciendo catarsis de como está el mundo y como debería ser quejándose frente a ello y mostrando la desesperanza del entorno.

Amados colegas, proporcionemos la esperanza en nuestros discursos en el aula, somos los ciudadanos que no nos fuimos del país, los que decidimos quedarnos, esa esperanza de que el país no es tan malo es la que debemos transmitir a nuestras alumnas y alumnos.. así se debe hacer docencia en un país que no tiene esperanzas en su futuro, se debe pues brindar el acto pedagógico con fe.

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